Ella, con los ojos húmedos posaba su mano delicadamente sobre su vientre luna llena, mientras esperaba impaciente, echaba un vistazo a la senda que se erigÃa, los árboles que se desnudaban sin pudor a la llegada del otoño, cientos de mariposas amarillas que danzaban en un ritual de amor y una bandada de aves que enfiladas huÃan en busca de hogar. El autobús se detuvo y Ella titubeó un momento antes de descender quedándose absolutamente sola cuando puso pies en tierra, en medio de aquella bestia negra de asfalto. SabÃa exactamente a donde dirigirse caminó un poco a orilla de carretera entes de internarse entre la hierba seca. Llegó al sitio que buscaba y se tumbó de rodillas sin importar que las piedras filosas se ensañaran con ella; las lágrimas no pedÃan autorización para bañar sus mejillas; tres oraciones, dejar nacer bruscamente un suspiro y sentir como el viento la abrazaba intentando consolarla. Desde el horizonte se podÃa observar: un paraje solitario, con un letrero que anunciaba carretera número 110, el sol iluminando un rostro de sonrisa borrada, tres flores, tres nombres grabados en tres cruces, mil preguntas vagando en el ambiente que no encontraban su respuesta, reproches, conjuros y la agonÃa de los meses que transcurrieron en soledad y una figura fantasmal incubando vida que enterraba una pequeña caja que contenÃa recuerdos en su etapa cenital; dejando ahà lo único que le pertenecÃa. Un sonido conocido se hacia mucho mas latente cada segundo y Ella dando la espalda a aquel sitio levantó la mano para que el nuevo autobús se detuviera solo un instante antes de seguir su ruta………..
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