miércoles, julio 26, 2006


Embadurnando veneno en pan francés
me siento a esperar el toque del cielo.
Descubro el secreto de mi satisfacción
mordisqueando las orillas,
creando formas sobrenaturales
y saltando al horizonte reconstruido.

Mi cuerpo marchito
cae como una terrorífica
y predecible película de ficción,
ahora toneladas de tierra lo resguardan
estoy bocabajo y una sonrisa me reclama.
¿Lágrimas?
solo aquellas que fecundan mi espalda
y engalanan el espacio melancólico
que no deja de nombrarme.

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