martes, mayo 17, 2005

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Se me ocurre a veces
que las gotas nacientes
en la piel son
las miserias de mi seno
entonando
allegría con fragilidad.

Se me ocurre entonces
que en tus manos
puedo leer el misterio
de mis pupilas en lontananza.

Se me ocurre igual
que me piensas
sobre la corriente inmortal
que arrastra los deseos consumados
por los cantos de la existencia

Se me ocurre así
que habitas
tras la combinación del cerrojo
que son solo tus historias
recorriendo lo que callas

Se me ocurre al fin
que vengo a dormir aquí
al refugio del silencio...


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