Venero mis pensamientos
esos cubiertos con harapos
locos ilusos soñadores
que sin temerle a la lluvia
corren desnudos sobre el papel
muriendo en el margen de la mañana
y renaciendo al escapársele a algún beso.
Ideas que exhuman palabras
las demandan, las moldean
para perderlas luego
perturbando las sonrisas
amenazando los holanes de mi falda
y conjurando algunos cantos infantiles.
Un cúmulo de sueños imposibles
llevan a cuestas las maletas
que no seràn desempacadas
hasta que sus pies emigren
sin vértigo
a los rellanos de la luna.
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