lunes, enero 31, 2005


Aquel loco se acercó a mí Tenía la frente sudorosa; un olor agrio, un tanto dulzón. Su figura era delgada y maltrecha, estaba descuidado y cada golpe de la vida había dejado marcadas huellas sobre su piel.. Su rostro no tenia forma definida, se perdía entre la niebla con facilidad, sus manos raspadas y mugrientas intentaban tocarme

Y yo huía...

El loco me siguió; escuchaba sus pasos tras de mi, mientras corría sin detenerme. Las calles se fueron estrechando poco a poco y yo iba sintiendo el roce de las paredes en mis costados hasta que me fue imposible continuar y me paré, lentamente di la vuelta en torno mío quedando de frente a él. El miedo me amortajaba y estática observaba como acercaba sus manos a mi pecho, no pude articular palabra, solo sentía como introducía sus dedos en mí y con suavidad iba abriendo cada capa hasta llegar a mis costillas; las escuché crujir. Una sensación extraña me apoderó y un escalofrío recorría cada rincón de mi ser.
El loco Palpaba como buscando hasta que en algún punto se detuvo- Halando con fuerza desprendió algo dentro. Un dolor intenso me hizo derramar doscientas lágrimas azules formando un río a mis pies que lo inundaba todo.

Llevando sus manos a la altura de mis ojos las abrió. Y ahí lo vi, aun latía con fuerza. El loco utilizó su mano izquierda y con mucha paciencia y extrema delicadeza desenterró un anzuelo ennegrecido que lo atravesaba y después con el mismo cuidado lo colocó en su lugar y yo me desvanecí exhausta.

Se limpió las manos en el pantalón, me atrajo hacia si enjugando mis lágrimas con sus labios. Me separó de su pecho atravesándome con su mirada y en su profundidad me extravié, ya sin dolor alguno al fin pude descansar y sin poder evitarlo sonreí.
Naxhelli

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