Escuché la palabra libertad desde
el día que nací, era la expresión favorita en una casa con unos padres que crecieron en medio de una época
sesentera en que fluían a chorros los conceptos de amor, esperanza y claro vida
libre y sin limitaciones; pero a su debido tiempo decían. Así que al llegar yo
al mundo, ellos en su afán de afianzar sus recuerdos hippies sembraron en mí la
espinita y crecí empuñando el término como el escudo de la familia, vivir en
libertad! tu eres libre de elegir tu vida y cómo quieres vivirla.
Años después por fin llegó el aquél
“debido tiempo” y tomé con heroísmo mi
estandarte junto con una maleta vieja un par de calcetines y me fui a saborear
las mieles de mi tan ansiada y esperada herencia familiar, vivir mi vida en
libertad! y cuando llegué lo suficientemente lejos y no puedo decir tan alto
por que más bien me mantuve volando bajo pensé; ¿Y ahora? ¿ Qué chingao hago con esto? ¿Soy libre
de qué? o ¿de quién? y comencé a ponerme yo misma las ataduras que no tenía y a
buscar que hacer.
Lo primero claro está conseguir
un trabajo; nada del otro mundo, sólo lo adecuado y que me
diera un poco más de independencia financiera y me permitiera emprender el
viaje, rentar un sitio para mí, el lugar propicio, con la paredes pintadas a mi
gusto y el cuadro que yo elegí sin reproche alguno de esta es mi casa y cuando
tengas la tuya la decoras como quieras, ah sí! hay que agregar responsabilidades; pagar luz,
agua, teléfono, hacer la despensa cada semana y darme el lujo de salir y llegar
a la hora que quiera sin explicaciones. ¡Qué bien se siente tener tus propios
problemas! y no saber de ninguna forma como resolverlos y llorar… y después reír
por que al final no era tan complicado, a esto le podemos agregar viajar! claro
ya no hay que perder tiempo en en pedir permisos, podemos decidir hoy a las doce de la noche que
mañana el primer camión a ninguna parte o a la ciudad de qué mas da será
abordada por mí y sin que nadie se entere si regresé o me quedé a vivir por
allá.
¿Y luego? ¿Esto es la libertad?. Se
siente bien, Me repetía una y otra vez y que la soledad ayuda, fortalece, te
hace conocerte, y crecer; lo sigo creyendo, siempre que tus demonios, monstruos
debajo de la cama y algunos del armario te hagan buena compañía, aún así,
sentía en mi intensa búsqueda, algo no estaba haciendo bien y luchando con mi propia soberbia una noche
en que algún duende sabio mordisqueaba mi oreja, dándome consejos de gente
madura apareciste tú, de la nada, en el sitio menos esperado y sin que lo
supieras leí y devoré cada palabra que
regabas en este mundo paralelo que algunos llaman internet y un switch encendió
de pronto y se puso en alerta, quién era este ser sabio y tan distinto a mí y a
la vez tan igual que estaba revolucionando
mi mundo (ese que yo construí con mi casita pintada de blanco y mis cuadros en la pared) y el siguiente paso,
cuando te vi por primera vez y tus ojos
negros y penetrantes desnudaron mi alma; una alarma enorme comenzó a sonar y
desperté de pronto descubriendo que mi mentada libertad estaba terriblemente
incompleta.
Ahora años después sé que soy
libre, cuando aquellos monstruos ya no viven de planta aquí, llegan a
venir de visita sólo si se los permito, cuando he crecido como ser humano porque
tú me inspiras a ser mejor, porque me enseñas que hay un significado nuevo de
vida cada día. Soy libre cada vez que
siento tu brazo por las noches buscar mi torso y rodearme, soy libre, cuando en
tus mejillas mis historias pintan tus lágrimas llenas de ternura o en tus
labios sonrisas, soy libre cuando despierto cubierta de besos y risas
cómplices, soy libre en esas tardes largas en silencio a tu lado donde sólo se
acompaña nuestra respiración, soy libre cuando discutes mis decisiones o las
apoyas con algún gesto de estás algo loca pero estoy contigo, cuando esas decisiones
han dejado de ser sólo mías y se han vuelto nuestras. Soy libre cuando te
escucho murmurar un te amo bajito, un te extraño u hoy pensé en ti, cuando me
cuentas tu día, tus tristezas o tus alegrías y sé que me gané un espacio en tu
corazón y lo conservo y sigo siendo tu amiga, cuando me enorgullezco de tus
logros, que no son míos, pero que siento como si lo fueran, cuando camino por la
calle y mi mano no está vacía, está repleta de ti, cuando tus palabras
acertadas me reconfortan, me arrullan o me completan, cuando te miro dormir y
me siento dichosa y privilegiada por qué estás a mi lado una noche más y tengo
una historia entera a la cuál le puedo poner un título y es ahí cuando sé que
por fin mi tan ansiada libertad cobró su verdadero significado con la decisión más
bella y más importante para mí, el compartir
nuestra vida el tiempo que nos sea necesario que con sólo nombrarlo ya es
eternamente…